Mientras a Radovan Karadzic se le califica de criminal de guerra por haber sido el líder político de los serbios de Bosnia, al primer presidente de los musulmanes de la Bosnia independiente se le llama «héroe islámico del mundo occidental«. Karadzic ha sido detenido por mandato del Tribunal Penal Internacional hoy en Belgrado, donde se escondía bajo la identidad falsa de Dragan Dabic, acusado de crímenes de guerra por el asedio de Sarajevo y la matanza de Srebrenica. Mientrastanto, su homólogo musulmán bosnio, Alija Izetbegovic, murió tranquilamente en Sarajevo en 2003.
Los serbios han sido los malos de la película de la guerra de los Balcanes, y los musulmanes han recibido el papel de víctimas inocentes, siendo tanto lo uno como lo otro completamente matizable. Si bien toda guerra es por si sola una barbaridad, ni los unos son tan malos como los pintan, ni los otros tan inocentes como se dice. En los Balcanes, Europa y la OTAN han actuado abiertamente en defensa de las comunidades musulmanas. Los crímenes cometidos por tropas serbias se han publicitado en Occidente hasta el hastío, mientras que las barbaridades cometidas por los musulmanes tanto de Bosnia como de Kosovo contra serbios, croatas, eslovenos y macedonios se han disimulado. En esta web se pueden leer, en inglés, mil y una tropelías cometidas por los musulmanes en la antigua Yugoslavia.
Un ejemplo de lo que decimos puede verse en este vídeo, que muestra como tropas musulmanas profanan una iglesia ortodoxa serbia, destrozándola y burlándose de los iconos de los Santos:
No hace falta tener mucha imaginación para saber qué les pasaría a los civiles de ese pueblo serbio capturado por los musulmanes de Bosnia.
Que los líderes políticos y militares que cometan crímenes de guerra sean llevados ante la Justicia siempre es una buena noticia. Lo que ofende es que esa Justicia persiga sólo a algunos, y haga la vista gorda frente a otros, en un partidismo indigno de cualquiera que pretenda administar Justicia. Más bien parece una venganza y un escarmiento, más que un acto de justicia.
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La detención de Radovan Karadzic es una mala noticia de la que debemos lamentarnos, y muy sentidamente. Y debemos lamentarlo aunque sea por puro egoísmo e interés. A 15 años del inicio de las guerras de la ex-Yugoslavia todavía no hemos entendido nada por estos pagos. Y así nos va. El pueblo serbio, tan miserablemente vilipendiado por una Europa tan renegada de sí misma, es sin duda el último pueblo viril de este continente de maricones arrastrados lameculos del islam. Pero la repugnante traición europea al digno y heroíco pueblo serbio la vamos a pagar muy cara, la estamos pagando ya a alto precio. Y a nosotros nos va a ir peor que a los valientes serbios frente a sus enemigos, que son los nuestros, porque al patético rebaño occidental, entre el cual se encuentran los españoles, nos falta el coraje y la determinación que mostraron los serbios en el momento decisivo de la lucha. Salgo a la calle y no veo por ninguna parte los cojones que vamos a necesitar tener para resistir el asalto mahometano. Porque nadie lo dude, estamos en la cuenta atrás y estas feroces alimañas musulmanas nos van a saltar al cuello en el momento, ya no muy lejano, en que consideren que la resistencia que podamos ofrecerles ya no sea determinante para impedir su victoria. Hemos escupido sobre los serbios cuando tuvimos que acudir en su ayuda. Tendremos nuestro castigo por tan asquerosa traición. Pagaremos con nuestra desgracia nuestros errores y el habernos equivocado de bando. Slobodan Milosevic, Radovan Karadzic y Ratko Mladic son héroes, héroes de un pueblo heroíco. Un mundo de maricones es incapaz de entender el heroísmo, Un mundo de indecentes es incapaz de entender la decencia. Un mundo de cobardes es incapaz de entender el valor. Hijos de la gran puta que hoy estaís de fiesta por la detención de Karadzic, como ayer os alegrasteís de la muerte de Milosevic en una celda, debeís saber que vuestra hora está cerca. Pronto os ahogareís en vuestra propia sangre y vuesta propia mierda.
Oir hoy al ministro de asuntos exteriores alemán felicitarse por la entrega de Karadzic a la Haya ha sido repugnante. Escuchar como la canciller Merkel saluda el paso dado por el gobierno Serbio como acertado y en la buena dirección para el acercamiento a la UE da sencillamente asco. La nación que tiene la clave del poder en todo el centro-este de Europa se reveló en su momento como la principal culpable de haber dejado que la trajedia Yugoslava se consumara. Después de no hacer nada, después de provocar con el reconociemiento de Croacia la guerra y después de haberse lavado las manos con sus comprensivas declaraciones de que no se puede obligar a convivir a quien no lo quiere hacer democráticamente, no movió ni un soldado antes de que los EE.UU. les obligaran a hacerlo, cuando la matanza ya estaba hecha. Ahora de la manera más hipócrita condenan los crímenes que ellos ayudaron a cometer y celebran que el criminal perverso sea entregado a la justicia.
Entre tanto, aquí existen horarios en algunas piscinas públicas sólo para musulmanes y sólo para mujeres musulmanas. Aquí se intenta prohibir como neonazi el movimiento contra la construcción de la mayor mezquita de Europa en la católica Colonia. Edificio que tendrá dos minaretes de 55 mts. de altura que rivalizarán con un símbolo de la cristiandad como la catedral. Aquí que se llama fascista e intolerante a Ralph Giordano, un judío librepensador que perdió a toda su familia durante la dictadura, cuando dice que como ciudadano europeo le repugna circular por un barrio en el que llevar el burca aparezca como natural y que oponerse a que se levanten dos torres enormes no es algo sin sentido. Porque dichas torres, o sea los minaretes, se construirán intencionadamente para que la fisonomía de la ciudad que representa a la religión católica en centroeuropa cambie su perfil y que esta pretensión es todo menos inocente, porque es un desafío en toda regla.
Pues bien el alcalde de la derecha no se atreve a parar la obra definitivamente y la minoría politicamente correcta acabará imponiendo el despropósito y aceptando la humillación que es lo que en realidad quieren expresar esas torres.
Y así estamos.
Vale.